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La saturación e ineficiencia del parque vehicular en Costa Rica

Según datos del Estado de la Nación 2019, un primer ámbito que Costa Rica no resuelve y sobre el cual, no ha actuado de manera efectiva en las últimas tres décadas, es la creciente dependencia de los hidrocarburos como fuente de energía.

En el año 2018 la mayor parte de la demanda energética del país se abasteció con derivados del petróleo (64%), seguidos de la electricidad (21%), la biomasa (13%) y el coque (2%). Una vez más el consumo se concentró en los sectores de transporte, industria y residencial, que en conjunto emplearon más del 85% del total de la energía secundaria.

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Imagen 1. Tomado del Balance de Armonía con la naturaleza, con datos del SEPSE-MINAE, 2019

El uso intensivo de hidrocarburos está asociado al tamaño del parque vehicular, que creció un 3.4% entre 2017 y 2018, al registrar 1.711.834 unidades (Sepse-Minae, 2019). Ello se debe sobre todo al incremento en automóviles particulares y motocicletas. El país reproduce un sistema general de movilidad altamente generador de emisiones contaminantes y congestiones viales, con elevados costos para el desarrollo humano.

Con esta cantidad de vehículos en el país (1.711.834 unidades), Costa Rica se convierte en el tercer país con mayor densidad vehicular de Latinoamérica, ya que por cada mil habitantes existen 231 vehículos. En estos momentos, el país solo es superado en densidad vehicular por Argentina (315) y México (278). (Diario La República, 2018).

Esta cantidad de vehículos existentes en el país agudiza los problemas de movilidad urbana en la GAM (Gran Área Metropolitana), generando a la vez, un mayor impacto en el ambiente.

 Ante esta realidad, se podría pensar que una medida sencilla para contrarrestar el flujo diario de miles de vehículos privados, sería el uso del transporte público existente en el país, pero su eficiencia no es la esperada por la población, debido a factores como: horarios restringidos, velocidades menores, problemas de seguridad y de calidad de las unidades. Estos factores explican el por qué del acelerado crecimiento de carros particulares, en detrimento del transporte público.

Para la población trabajadora, los costos económicos derivados del congestionamiento vial en la GAM, representan alrededor de un 3,8% del PIB al año.

Se trata de unos $3.000 en pérdidas por cada usuario de bus, lo cual puede aumentar a unos $5.000, dependiendo de la ruta y la cantidad de buses que deba tomar al día.

Y es que en horas pico, un trabajador puede tardar dos horas o más en llegar a su casa, debido a las presas y al trasbordo de buses.

Hoy día, al menos un 50% de los trabajadores vive en un cantón diferente del sitio donde labora, explicó el Estado de la Nación (2018).

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Imagen 2. Congestionamiento vial en Ruta 1

Observando este panorama complicado para la conducción de vehículos en Costa Rica y, ante el hecho de que la mayoría de la población no tiene en la actualidad los recursos económicos para adquisición de automóviles con tecnologías eficientes (vehículos eléctricos e Híbridos), esta segunda clase plantea la propuesta de la aplicación de los principios de conducción eficiente de vehículos como una medida para enfrentar las carreteras cada día y salir victoriosos de esa batalla.